domingo, 9 de enero de 2011

ENTREVISTA A SALVA MORAL

Háblanos un poco de ti... ¿desde cuándo eres Salesiano Cooperador? ¿cómo viviste el día de tu Promesa?
Desde el 18 de Marzo de 1995. Recuerdo nítidamente el momento de comenzar la fórmula de la promesa: Carlos Prados me dijo en voz baja, antes de comenzar, “Vamos allá, Salva, una dos y tres. ¡¡ Padre te adoro porque eres bueno…!!”. Fue un día muy feliz, muy entrañable. También tengo un recuerdo muy especial de una renovación de promesa en unos Ejercicios Espirituales. Tenemos la inmensa suerte de poder reafirmar nuestro compromiso salesiano cuando el Espíritu nos estimula ante nuevas realidades en nuestras vidas.
¿Qué es lo que más valoras de tu vocación de salesiano cooperador?
Uno es cristiano antes que cooperador, pero el ser salesiano me hace sentir especial. La Espiritualidad Salesiana, tan dinámica, tan energética, me permite vivir la Fe en Cristo a tiempo completo y en absoluta armonía a los continuos cambios personales, familiares y laborales que he tenido desde que hice la promesa. Me siento un privilegiado.


¿Qué persona o personas son o han sido especialmente significativas para ti en tu vocación? ¿por qué?
En primer lugar, mi formador y guía en la Asociación: Miguel Ángel Pareja. De él aprendí una cosa sobre todas las demás que un día encontré en una frase del Evangelio (Jn 3,21): El que sigue la verdad llega a la luz.
Y día a día, ya en la Asociación, descubro personas que me renuevan la vocación con su entrega, testimonio y sencillez. Quisiera mencionar especialmente a Carmen Puerta y Esperanza Lázaro.


¿Qué es lo que más te gusta de nuestro Centro?
Pues que como dice la canción, que somos muchos con sólo un corazón. Es variopinto, heterogéneo, desigual… raro… pero con un encanto innegable. Acogedor, servicial, cercano… Es, en todos los sentidos, una familia. Y como yo soy una persona muy familiar…


¿En qué crees que tendríamos que mejorar como comunidad?
Unos hermanos piden más compromiso social, otros, más compromiso con la catequización de las familias… yo aquí soy egoísta y pido profundizar en la dimensión espiritual del Centro porque algunos lo que hoy necesitamos y buscamos en él es paz interior. A veces, calma.
Lo que sí deberíamos hacer todos es comunicarnos más. Llamarnos por teléfono, visitarnos a casa, compartir nuestras aficiones… Tenemos la inmensa suerte de pertenecer al mejor Centro de Cooperadores que existe, y si no lo conocemos conociendo a sus hermanos nos estamos perdiendo lo mejor del Centro.
Y para mí hay un antes y un después de mi pertenencia a la Asociación tras pasar por el Consejo Local. Ser miembro del Consejo es de lo mejor que me ha pasado, no sólo en la Asociación, sino en mi vida. El hermano que no haya sido aún miembro del Consejo Local, no sabe la experiencia que se está perdiendo. Por cierto, la llamada en que me comunicaron que había sido elegido me la hicieron mientras paseaba con María José por Viena (¡qué tiempos aquéllos en los que viajábamos!).


Cuéntanos cuál es tu compromiso pastoral en este curso, cómo lo estás desarrollando, cómo te sientes, cómo marcha…
Si uno no hace pastoral consigo mismo, difícilmente puede proyectarla, así que este año me he marcado un objetivo muy sencillo: asistencia a las reuniones de Centro, ya que el pasado fue un desastre. Compromiso pastoral como tal no tengo este año. Llevo en la “reserva” desde hace cuatro años, pero el Centro sabe que me tiene a su disposición si me necesita.
Como el ayudar económicamente no quita tiempo y es revertir parte del dedicado al trabajo a los demás, pues lo hago encantado. Me gusta emular a Dorotea Chopitea… pero a lo cutre, claro.
Luego hay otra cosa que hago y poca gente sabe: yo soy aficionado la astronomía y de vez en cuando hacemos observaciones públicas en pueblos. Pues bien, mi telescopio (y esto ya lo saben mis compañeros) es el de los jóvenes. Esto puede parecer una chorrada, pero a mí me sirve para seguir tomándoles el pulso.


A tu entender, ¿cuáles son las principales necesidades de los jóvenes de nuestra ciudad y cómo podríamos darles respuesta desde nuestro Centro?
Si hablamos de los más desfavorecidos, debemos estar totalmente dispuestos a colaborar con cualquier tipo de acción social, promovida por el Centro, que repercuta en ellos. Y si se ve necesario, se diseña un mapa de recursos en el que aparezcamos todos los hermanos: bien con nuestro tiempo, bien con nuestra contribución económica.
En cuanto a la juventud en su generalidad, yo creo que necesitan acciones puntuales de calidad en proyectos globales (como puede ser el Centro Juvenil) que promuevan los valores por los que siempre hemos trabajado: alegría, confianza, respeto… Para esas acciones puntuales creo que deberíamos ponernos al servicio del Centro tomándonoslo con responsabilidad. Ejemplo personal: yo siempre iba al Centro Juvenil con cierto espíritu de improvisación. Si hoy se me pidiera que hiciera un taller para tal día, como decía José Ramón en el Boletín Salesiano, alguna noche debería pasarla sin dormir. Por último, la promoción de la vocación de Salesiano Cooperador es algo que deberíamos tomarnos todos (y yo el primero) mucho más en serio.


Y por último, cuéntanos alguna anécdota divertida que te haya ocurrido.
Histórico fue el año que en el oratorio de los sábados por la mañana nos “equivocamos” de película y les pusimos “La mujer explosiva” en una de aquellas salas insolubles que había en el sótano. No recuerdo quién la sacó del videoclub leyendo la sinopsis de la película (con una evidente malinterpretación). El caso es que se fue corriendo la voz de qué iba mientras la pasábamos… y hasta las pistas de futbito se quedaron vacías. La posterior revisión de animadores intentando aclarar el desaguisado también estuvo… excitante.

MUCHAS GRACIAS

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